La noche en que todo comenzó

Esta semana se celebra en casi todo el mundo el Orgullo Gay o "Gay Pride".

He escuchado comentarios de Isabel respecto al desfile que se realizó el domingo en la capital. No le agrada para nada ese tipo de expresiones que ella considera ir contra natura, una falta de respeto y pura vagabundería. Si tuvieran algo que hacer en su casa, trabajo o al menos estudiaran no andarían en esas. Tengo miedo.

Las universidades públicas están terminado semestre, los estudiantes andan estresados y es obvio que aprovechen cualquier ocasión para sacar el estrés. Ayer por la noche mientras esperaba a que Isabel saliera de clases, fui al baño, estaba de pie con el zipper abierto orinando muy tranquilo, cuando entró Jairo, mi susto fue tal que sin querer oriné la pared.

Él lo notó y una sonrisa se dibujó en sus labios. Se paró junto a mí en el siguiente orinal y me vio con descaro, los segundos pasaron y yo no noté que mi pene había crecido por la exitación de sentir a Jairo cerca y luego sentí su mano acariciándome, él también estaba exitado. Me congelé por algunos segundos y no sabía si devolverle la caricia o irme corriendo, elegí la segunda opción.

Salí de aquel baño, con una mezcla de exitación e indiganción profundas, tan perturbado me sentía que no espere a Isa y me fui a una parte alejada del jardín y lloré. Lloré pues me había gustado sentir la mano varonil de Jairo en mi pene, sus caricias en mi trasero, lloré porque me sentí ulrajado, aunque nunca me resistí. Lloré porque sentía que habí ofendido a Isa, a mi amor y mi fidelidad por ella.

Entre las lágrimas no me percaté que Jairo me había seguido y estaba tan sólo a unos cuantos pasos de donde me encontraba sentado, se sentó junto a mí y pasó su brazo sobre mi espalda, consolándome y pidiéndome disculpas por su impulsividad. Me dijo que él había notado mis miradas y que se sentía sumamente exitado cuando estabamos cerca. Pero que si su actitud me causaba conflicto en mi relación personal con Isa entonces él podía hacer como si nunca hubiera pasado nada, con la condición de que dejara de llorar. Él mantendría el secreto si yo era capaz de ser sincero conmigo mismo.