San José, 6 de junio de 2010, el cielo se abrió de repente y lavó con su característico run run todo a su paso. No dejó de llover en toda la noche y hoy amaneció el día con la cara limpia de tanta agua.
Ayer llegué empapado a mi reunión con Jairo, con mi celular casi descargado y esperando ver la cara de Isa por algún lado. Jairo estaba en el edificio de Generales esperándome, un poco mojado pero sonriente. Caminé con mucho miedo hasta llegar frente a él y le saludé. A mi mano extendida él respondió con un fuerte apretón y luego me atrajo hacía él y me abrazó, fue algo rápido pero sentí el palpitar acelerado de su corazón.
Me pidió que fueramos al cafecito de Ciencias Sociales y para allá nos dirigimos, yo decídidamente asustado pensando que todo era una trampa tendida por Isa. Llegamos al cafecito y pedimos algo para calentarnos, nos sentamos en unas mesas en el exterior de la estructura, un lugar un poco oscuro, techado y cómodo para conversar.
Jairo me dijo que él se había sentido muy mal por el episodio del otro día y que queria pedirme disculpas, que ante todo no buscaba causar daño a una persona que nunca le había hecho nada.
Me dijo que estaba realmente apenado por la situación y pero que no podía dejar de pensar en mí y en mi reacción. Para él Isa no era una gran amiga pero si respetaba la relación en que se encontraba. No sé en que momento la penumbra fue tal que estabamos casi solos en aquellos escasos 25m², pero a vista y paciencia de todos mi corazón se llenó de una ternura inmensa que me provocó abrazar a Jairo, me contuve pero rocé su mano con mis dedos. Estaba loco, perdido o simplemente muy calenturiento? No sé, pero aquel roce fue como electricidad en mi cuerpo.
Apenado pedí disculpas pero Jairo tomó mi mano suavemente y me dijo que no había ningún problema. Yo apenas pude hablar, aquello iba contra toda lógica, yo no soy gay, fue todo lo que atiné a pensar. Mi cuerpo deseaba cosas distintas de las que aceptaba mi cerebro.
Pero era demasiado tarde para pensar algo más allá pues sentí la mano

de Jairo recorrer mi pierna, de inmediato salimos de ahí y nos fuimos a un lugar más solitario en el cual por primera vez en mi vida besé a un hombre. La experiencia al principio fue desagradable, pero al sentir aquella sombra de barba en mi piel comprendí que eso era lo que deseaba desde la primera vez que ví a Jairo. Se abrió la tierra y no quería que me tragara. Nos tocamos, sentimos nuestra exitación hasta el momento en que mi celular empezó a vibrar, era Isa que me esperaba pues había salido un poco antes.
Llegué ante Isa ocultando mi exitación y me regaño por llegar con el cabello desacomodado y las faldas de la camisa por fuera. Ella observó cierto brillo en mi cara pero no hizo ningún comentario - supongo que pensó que era por ella que me brillaban los ojos -.
Jairo me escribió un mensaje por la noche deseándome buenas noches y enviándome un beso.